miércoles, 30 de abril de 2008

La carrera


El día de la carrera me levanté temprano, casi sin desayunar me encaminé a Montmeló en un cercanías abarrotado de gente.
Mi sorpresa cuando llegué al circuito fue mayúscula, todo a rebosar, las dos peluoses a las que les había echado el ojo ya estaban completas, asi que tocaba buscar otro sitio. Dicho y hecho me coloqué en la curva 6,(elf).
La mañana transcurrió sin mayores percances, la carrera de GP2 y luego la de Porches, y fue la primera vez en la que estos coches de más de 400 caballos parecían juguetes al lado del resto de bólidos, la gente casi ni les prestaba atención.

Y entre pitos y flautas, o mejor dicho entre trompetas y sirenas se aproximó la hora de la Fórmula 1, primero paseo de pilotos por la pista en el camión, después vuelta de formación y por último el semáforo comenzó a iluminarse, los segundos pasaban y la tensión se notaba en el ambiente.
Comienza el Gran premio de España, el publico aplaude, grita, anima a su piloto y sobre todo se lo pasa bien. Muchos de los asistentes apoyaban a Fernando Alonso, y seguían cada una de sus vueltas con pasión. Aguantó como pudo el tirón de los Ferrari que se mostraron imbatibles y perdió posiciones en el primer repostaje con los Mclaren y un Kubica incansable.
En el segundo repostaje todo marchaba bien, hasta que el susto de Heiki hizo que la sombra de la tragedia planeara sobre el circuito.
Una vez reanudada la carrera y que Heiki diera muestras de estar consciente y aparentemente bien, la gente comenzó de nuevo a centrarse en los coches en pista.
Cada vuelta la afición esperaba a Alonso para animarle, cada vuelta todos dispuesto a gritar, pero en una de esas vueltas, Alonso no apareció, fue un mal presagio no verle aparecer en el vértice de la curva, todos nos temimos lo peor, manos a la cabeza, y una rápida mirada a la pantalla gigante nos confirmaron nuestros temores, el motor había muerto, el gran premio había terminado para él, y como se vio a los pocos minutos, para mucha gente que empezó a abandonar el circuito sin importarle ya el resultado.
El silencio se apoderó del Circuit y un sabor amargo quedó en nuestros labios.

Ganó Kimi y ganó Ferrari y salvo un par de toques no ocurrió nada fuera de lo normal.
El ambiente inigualable y la experiencia única, os la recomiendo alguna vez en la vida si os gustan las carreras.Por que una cosa es verlo y otra vivirlo.

Un saludo.

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